por Jonathan Quantip

21 feb 2013

Recorriendo el Paramo, Merida 2010


Merida posee un encanto particular, quizas como ningun otro destino venezolano. Sobre todo cuando se pretende escapar de las cornetas, el smog y el calor del trafico de la capital. El encanto de este estado ha desarrollado en mi una suerte de adiccion, que me lleva a anhelar constantemente recorrer sus carreteras vertiginosas, sus escarpadas montañas y sus magicos paisajes.



Para los dias anteriores al fin de semana del pasado 12 de octubre la necesidad de Merida en mi crecia a pasos agigantados, por lo que comence en planear el viaje. Mis compañeros usuales de ruta tenian otras ocupaciones o planes, pero aun asi no podia dejar que se terminara el año sin antes ir a respirar la paz y la armonia que se encuentra en el aire del paramo merideño. En un principio Lay y yo pensamos ir en carro, quedarnos en una posada y simplemente ir a tomar chocolate caliente, comer trucha, arepas andinas y pastelitos, pero a ultima hora solte una pregunta que cambiaria por completo el viaje. Por que no nos vamos en el CJ?





4 am del sabado y estabamos encendiendo el motor del CJ rumbo a Apartaderos, nuestro lugar de llegada favorito al Paramo. Una aficion casi masoquista la nuestra de dormir en uno de los lugares mas frios de la zona. 6 horas aproximadamente en una de las carreteras mas calientes del Pais hacen que la llegada a Barinitas sea una bendicion, para luego comenzar a zigzaguear el trecho entre Barinitas y Santo Domingo, maravillandonos con el verdor abrumador que poseia el paisaje. Gran contraste con nuestra ultima visita al lugar, enmarcada en la temporada de sequia mas inclemente que ha vivido el pais. El nivel maximo de agua en la represa de Santo Domingo lo confirmaba. Llegamos por fin al Paramo, luego de comer una anhelada trucha en Santo Domingo (El Baho, 100% recomendada) y decidimos quitar la lona del Jeep, para desquitarnos de todo el calor que pasamos en la Autopista de los Llanos subiendo el Paramo descapotados.






Asi fue, y llegamos a Apartaderos tullidos de frio pero con una enorme sonrisa en el rostro.

Comenzo lo bueno! llegamos bastante temprano, comidos y con mucho tiempo libre. Ya estamos aqui, y ahora que hacemos? Decidimos pasear un rato y buscar un lugar donde tomar unas buenas fotografias. Nos detuvimos en un puentecito en un lugar llamado "La Mucuchache" para tomar las primeras fotos. 




Un señor se nos acerco al rato y nos dijo: "quieren ir a un sitio bonito? suban por esa callecita (que estaba al lado) y van a llegar a la parte de arriba de el rio, que es bien bonita. Ademas ese bicho (refiriendose al Jeep) llega facil".No aguantamos dos pedidas y comenzamos a subir. El lugar era verdaderamente espectacular. Una trilla empinada pero sin mayor dificultad que se internaba en la montaña, inundando nuestros ojos de verde. 


Continuamos subiendo como por una hora y la trilla se convirtio en una mezcla de piedras, barro y agua, muchisima agua que venia de todos lados. Un habitante del lugar se acerco a caballo, quizas extrañado de ver a dos personas en un Jeep descapotado en ese lugar tan alejado del turismo comun. Le preguntamos como se llamaba el sitio y nos dijo "Pantano Grande".



 Entendimos bien el por que del nombre al caminar entre la vegetacion y observar como nuestros zapatos se hundian en el lodo helado. 



Seguimos hasta donde la trilla nos lo permitio. Continuaba mas alla, pero estando solos era arriesgado seguir. Ese dia privo la razon, a diferencia de lo que estaba por venir



La verdad, el señor tenia razon. El lugar era perfecto para las fotos que queriamos. Culmino nuestra estadia en Pantano Grande, regresamos a buscar el "calor" de la posada elegida para pasar la noche.





Amanecio y una vez mas no teniamos ni la menor idea de que hacer, encendimos el motor del Jeep y decidimos ir a desayunar. Nuestro lugar favorito, el tarantin de la señora Rosa, frente a embutidos El Aguila estaba cerrado por lo que pensamos en ir  desayunar en Pico el Aguila, y asi tomar las tipicas fotos de turista en ese destino tan visitado. 





Estando ahi recorde Las Pailas, uno de los lugares mas magicos en los que he estado y que nunca mas habiamos podido visitar porque turistas inescrupulosos lo habian profanado, poniendo en riesgo su ecosistema milenario. 

Decidimos explorar la ruta y ver si aun estaba la restriccion de entrada. Ya el CJ habia viajado hasta alla infructuosamente el año pasado, por lo que no estaba de mas aprovechar.


Comenzamos a subir y nuestra sorpresa fue mayuscula, el paso estaba abierto. Inmediatamente mi ritmo cardiaco se acelero porque sabia que ibamos a subir nuevamente al lugar. En ese momento olvidamos que estabamos solos, que nadie sabia que ibamos a intentar la subida, que no habia señal de celular, que no habia un amigo en mas de 500 km a la redonda que nos rescatara en caso de un percance. Lo que nos importo fue visitar nuevamente ese lugar unico.




Llegando casi al final de la trilla, antes de las ultimas subidas que son las mas empinadas y peligrosas nos sorprendio ver un vehiculo. Una pareja venia en un Toyota Blanco en sentido contrario. Al encontrarnos mi primera reaccion fue preguntarles si habian subido hasta el pico. El muchacho me respondio que no, que habian acampado abajo pero que no se habian atrevido a subir precisamente por estar solos. Yo le dije que yo iba a subir como fuese y que si se animaba subiera con nosotros. Asi fue, dieron a vuelta y ya no estabamos completamente solos, lo cual nos dio un poquito mas de seguridad. Curiosamente luego nos enteramos que ellos habian llegado al lugar luego de leer la reseña de nuestro primer paseo a Las Pailas que se encuentra en el portal de Jeeperos de Venezuela. Extraña coincidencia, o no?





  Llegamos al comienzo de la ultima subida y mocha, primera y para arriba. El Jeep araño las piedras, se arrastro sobre ellas como le gusta hacerlo, subio, subio y subio hasta que dejo atras la parte riesgosa. Quedaba solo una subida mas y luego el sinuoso camino hacia la parte mas alta de Venezuela a la que puede llegar un vehiculo. Lo habiamos logrado!







Estar con mi CJ en ese lugar fue literalmente un sueño hecho realidad. Una forma de demostrarme a mi mismo que no hay nada imposible, solo hay que tener motivacion y conviccion. Respiramos profundamente uno de los aires mas puros del planeta, para luego dejarnos llevar por el paisaje sublime que nos rodeaba. Nos encargamos de tomar las fotos que inmortalizaban al CJ en el punto mas alto para un vehiculo en Venezuela y agarramos aliento, porque nos faltaba aun subir a pie al pico




El paisaje circundante nos dejaba sin habla





Llegamos a pie a la cima del Pico Las Pailas, nuestros cerebros casi en corto circuito ante la imposibilidad de procesar algo para lo que no estan preparados. Llegamos en el CJ a un lugar reservado casi exclusivamente a alpinistas y deportistas. Para tener una referencia Pico Espejo esta a 4760 msnm y es la ultima estacion del teleferico mas alto del mundo. Solo 160 msnm por encima de donde llego el CJ y solo 115 mas del punto al que subimos caminando. El Pico Bolivar, punto mas alto de Venezuela esta a 5007 msnm.





 Abajo el Paramo infinito, arriba las nubes, el firmamento, las estrellas y el creador. Nosotros inmoviles, sin aliento ante el paisaje. El tiempo pasa lento, la mirada se extravia. 





Hora de bajar, brindamos una ultima mirada al Pico Las Pailas y notamos que aun sigue virgen, sin huellas del turismo inescrupuloso. Una vez mas pensamos que si es necesario que sean cerrado el acceso para que se mantenga asi, es muchisimo mejor. Personalmente no entiendo como ante tanta belleza de un paisaje natural como este, piense en salirse de la trilla, botar basura, etc. Se ve a leguas que el equilibrio ecologico es muy fragil y que en solo segundos se puede afectar algo que ha tardado millones de años en formarse.


Emprendimos el retorno con una gran satisfaccion pensando que dificilmente el resto del viaje iba a poder ser mejor, cuando en realidad nos quedaba una buena dosis de aventura pendiente.






Nos despedimos de nuestros amigos que por fortuna conocimos en la trilla, con la promesa de encontrarnos luego ya que ninguna de las dos parejas tenia planes concretos.


Fuimos corriendo a meter los pies bajo la mesa, en busca de comida caliente que nos reanimara el espiritu en vista de que la llegada de la tarde habia traido bajas temperaturas aderezadas por un torrencial aguacero en pleno paramo andino. Sopa de Cebolla Gratinada, Pizca Andina y un curioso cuadro colgado en la pared adornando el restaurant.



Ultimo dia de disfrute en el Paramo, puesto que el siguiente era para el retorno. Emprendimos el camino a Gavidia, un lugar misterioso enmarcado entre altisimas paredes de roca. Una larga y sinuosa carretera que se incrusta en las entrañas de la montaña.





Es imposible dejar de pensar en como fue construida esa carretera tan angosta, en un precipicio tan agudo, junto a un rio tan caudaloso. El agua nuevamente se hacia sentir, corria por la roca, bañaba la carretera para continuar su curso hacia el lecho del rio Gavidia, no sin antes precipitarse por el barranco. Al salir de la roca se abre la planicie y se entiende por que se esforzaron tanto en hacer la carretera. Porque llegar a un lugar de tanta belleza lo hacia necesario.


Fortuitamente llegando a Gavidia una vez mas nos encontramos con la pareja que conocimos en Las Pailas, Angelo y Angela (asi mismo), quienes habian dormido en Gavidia y estaban buscando señal de celular para contactarnos. Decidimos adentrarno de nuevo en el Paramo, hacia terreno desconocido en los Altos de Micarache. 
Carretera de tierra en uno de los paisajes mas irreales que he visitado. Quitamos una vez mas la lona del Jeep para hacer mas potente la sensacion de estar en una pintura de Van Gogh, realzando los contrastes entre el verde y el azul. Verdes Planicies, caballos salvajes, riachuelos, frailejones








Un paisaje onirico, propio de un mundo irreal o de fabula infantil. Una escabrosa carretera que segun el GPS llegaba a Barinas. Rodamos adentrandonos en el Paramo hasta conseguir un lugar apropiado para detenernos y compartir un refrigerio. Ahi se nos fueron las horas entre fotos y la exploracion de un lugar que nos estremecía





Al pasar el tiempo y acercarse el ocaso, vimos una curiosa formacion nubosa que nos hizo pensar en el retorno.




Esta vez la alfombra de frailejones se cubria con el manto de la niebla. La temperatura, mas baja que nunca, hacia que se helaran los huesos. 





El cuadro se tornaba mas vangoghniano  a medida que saliamos de la niebla. 




El sol se proyectaba dorado sobre los frailejones, el cielo azul intenso con caóticas nubes desgarradas. 



La recompensa por haber llevado el Jeep hasta el Paramo fue enorme, mas de lo que esperabamos. Eso nos hace reflexionar en el verdadero sentido de poseer un vehiculo 4x4. Llegar mas alla de lo pensado, adentrarse en lo profundo de nuestra querida Venezuela. De nada serviria esto si no se tienen claros los valores conservacionistas y ecologistas a la hora de internarse en la naturaleza. Al llegar a un lugar asi tambien llega la hora de apagar el reproductor, de sacar el pie del acelerador y de observar atentamente lo que te rodea. Si lo haces la naturaleza te recompensara. Si no se esta dispuesto a eso, lo mejor es continuar en la vida mundana, donde es mas importante que suene la música a todo volumen no importa lo que te rodee


La naturaleza merece respeto, nosotros solo estamos de paso

Nunca me cansare de repetirlo. No conduzcas fuera de la trilla, llevate tu basura, respeta los ecosistemas y el medio ambiente

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